Centro
Universitario CIFE
Maestría
en Docencia y Desarrollo de Competencias
Asignatura:
Aprendizaje
con Mapas
Asesor:
Mtra.
Laura Irene Dino Morales
Evidencia
(artículo apoyado con mapas UVE y Conceptual):
Didáctica
socioformativa de los Estudios Sociales
Alumno:
Lic. Gerson Daniel Andueza López
Mayo
2018
Didáctica socioformativa de los Estudios
Sociales
Introducción
De
una manera general, el estudio de los Estudios sociales, implican el
conocimiento científico del ser humano en su diversidad e interacción
sociocultural. Según Santrock (2006: pp. 364), “el objetivo de los estudios
sociales consiste en ayudar a las personas a tomar decisiones adecuadamente
reflexionadas y razonadas con la finalidad de un beneficio público”. Es decir,
como personas y profesionales que viven en una sociedad culturalmente diversa, debe
ser posible analizar el contexto sociocultural e intervenir para un servicio
mayor. Según la organización de las Naciones Unidas para la Educación, la
Ciencia y la Cultura (UNESCO, 2010), los científicos sociales cuentan con
conocimientos y habilidades necesarios para comprender estructuras actuales y
planificar cambios positivos para la sociedad.
Durante
años anteriores, la forma de enseñar las ciencias sociales tenía relación con
paradigmas que poco a poco han sido rebasados (Correa, s. f.), como: el
positivismo, que implica una rigurosa validación lógica y empírica de la
realidad (lo cual no aplica para explicar muchos fenómenos sociales sociales);
el conductismo, que se preocupaba más por el comportamiento resultante que por
el proceso mental en sí mismo; el constructivismo clásico, que implica los
forma en cómo el ser humano construye los conocimientos en la mente, pero que
deja fuera aspectos de las relaciones e influencia social, entre otros. Estas
maneras de abordar la didáctica de las ciencias sociales hoy parecen limitadas
ya que se debe tener en cuenta que las ciencias sociales implican cuestiones teóricas
y prácticas pero también son indisolubles de la cuestión interpretativa,
histórico-contextual, sociocultural y de relaciones. Por tales motivos, actualmente
se requiere de distintos modelos de enseñanza, que busquen la formación
integral del individuo y promuevan un impacto positivo en la comunidad. Una propuesta
actual ante esta situación, ha sido la Socioformación,
que se nutre del socio-constructivismo y el pensamiento complejo para brindar
enfoque que busca que los individuos puedan responder a los retos particulares
de la sociedad del conocimiento, se promuevan las competencias de
saber/hacer/ser y procura los proyectos éticos de vida (González, Nambo,
Vázquez y Tobón, 2015).
UVE Socioformativa del presente
abordaje de trabajo
Desarrollo
Actualmente,
en las universidades y la educación superior en general, los estudios sociales
incluyen diversas asignaturas, como geografía, historia, antropología,
religión, ciencias políticas, leyes, etc. que se pueden abordar académicamente de
forma individual o interdisciplinaria. Sin embargo, todas poseen ciertos puntos
de convergencia y buscan comprender la realidad social desde diferentes puntos
de vista. Parte de sus objetivos es formar personas que sean capaces de un
análisis crítico y sustentado de los fenómenos de nuestro mundo contemporáneo.
Como bien expone Bonilla (2013), para los grandes problemas actuales
(migración, pobreza, tráfico, globalización, etc.), se requiere de un enfoque
multidisciplinario de varias ciencias sociales ya que por su complejidad, no es
posible ser comprendido desde un único punto de vista. En este sentido, la didáctica
socioformativa, según García (2014,) permite una “noción de
transdisciplinariedad, que provee una mirada integrativa y relacional del
conocimiento que trasciende miradas reduccionistas” (p. 86), promueve
estrategias de enseñanza sistémicas, tiende a ser integrativa y permite al
individuo comprender de manera holística las asignaturas y los temas
adaptándose al contexto global contemporáneo.
Por
todo el contexto que se expone, es necesario promover cambios en el proceso de
enseñanza-aprendizaje desde una perspectiva socioformativa. Se deben revisar
los contenidos curriculares, las asignaturas y los temas, para promover la
difusión y vinculación de las investigaciones (Puga, 2009), y se deben enseñar
las ciencias sociales de una manera especializada y eficiente. Es necesario comprender
también que en muchas ocasiones, las disciplinas como historia, sociología,
antropología, etc. se han tomado como conocimientos de “cultura general” y no
se dimensiona su valor formativo. Pero como mencionan Martínez y Quiroz (2012),
el docente de estas disciplinas debe intentar incorporar prácticas actualizadas
orientadas a mejorar los procesos de enseñanza-aprendizaje y que permitan que
los estudiantes se conviertan en agentes de transformación social.
El presente trabajo busca explorar qué es la
didáctica socioformativa y cuál puede ser su relación con la enseñanza de las
ciencias sociales y su estudio en la educación superior. Esta área de
conocimiento es confirmada por muchas asignaturas, sin embargo, tienen algunas
cosas en común y juntas conforman una combinación esencial para una formación
integral de cualquier estudiante de educación superior. Existe la necesidad de
revisar y afianzar estos conocimientos en el área profesional de cualquier
carrea ya que se pueden rescatar, corregir y/o revalorar múltiples
conocimientos que los estudiantes traen de grados anteriores y esto les
ayudarán a contextualizar mejor el mundo en que se encuentran.
Como
ejemplos de diferencias y similitudes, se exponen generalidades de las
asignaturas de Historia y la Antropología. El aprendizaje de la historia,
permite comprender los problemas sociales –actuales y pasados–, sirve también
para ubicar y darle importancia a los acontecimientos de la vida diaria, para luego
usar críticamente la información y para convivir con plena conciencia
ciudadana. Uno de los propósitos principales de la enseñanza de la historia es
que los alumnos desarrollen el pensamiento y la conciencia histórica, se
reconozcan en los hechos pasados para que cuenten con una mayor comprensión de
sus orígenes (Delgado, 2015), para comprender el desarrollo las sociedades
contemporáneas y que así participen en acciones de beneficio social de manera
responsable e informada. Además, cumple en parte con la función de
“conformación de una identidad nacional, que cohesiona a la comunidad y cultiva
el patriotismo” (Manjarrez, 2015). Por otro lado, la disciplina de la
Antropología es fundamental en el estudio de las culturas ya que fusiona
múltiples conocimientos que facilitan la comprensión del hombre aquí y ahora
(Rubio, 2008). El campo de estudio de la antropología es amplio, pero
básicamente se ocupa de “las formas de vida social humana, investiga
variaciones culturales expresadas en creencias, comportamientos o formas de
organización social” (Campo, 2008), pp. 36-37). Lo que hace diferente a la
antropología de otras ciencias, es su carácter global, comparativo, que es
multidisciplinario y que considera igualmente importante a todos los grupos
sociales, comunidades o poblaciones; es decir, se preocupa por brindar un
esquema contextual objetivo de la experiencia humana (Harris, 2008).
Aunque aparentemente diferentes, ambas disciplinas mencionadas comparten competencias básicas de saberes, valores y conocimientos que pueden enseñarse desde la didáctica socioformativa y que son transversales a todas las Ciencias sociales independientemente de los grados y/o asignaturas. En este sentido, el Consejo Nacional de Ciencias Sociales (National Council of Social Sciencies, 2010) ha propuesto los diez temas que todo programa efectivo de Estudios sociales del siglo XXI debería cubrir: 1. Cultura y Tiempo; 2. Continuidad y Cambio; 3. Personas, Lugares y Ambiente; 4. Desarrollo personal e Identidad; 5. Individuos, Grupos e Instituciones; 6. Poder, Autoridad y Gobernancia; 7. Producción, Distribución y Consumo; 8. Ciencia, Tecnología y Sociedad; 9. Conexiones globales; y 10. Ideales civiles y sus prácticas.
Adicional
a lo anterior, muchas autoridades en las escuelas, los mismos alumnos e incluso
los padres de familia no dimensionan que el aprendizaje de las Ciencias
sociales, entre ellas la Historia o la Antropología, promueven estas habilidades
y competencias analíticas complejas en los alumnos que les ayudarían a tener un
mejor entendimiento de su realidad sociocultural. Sin embargo, gran parte de la
problemática, según autores como Florescano (1999), Latapí (2005) y Aguilera
(2017), radica en los métodos de enseñanza-aprendizaje. En este sentido, se sintetiza
que existen varias carencias entre los profesores y facilitadores de las
materias de Historia y Antropología: 1. No
fomentan el trabajo de grupo o cooperativo; 2. Se muestran en contra de métodos
experimentales, las innovaciones pedagógicas y las visitas a lugares históricos
y/o museos (básicamente se enfocan en lo teórico); 3. No fomentan técnicas que
ponen en relación directa al alumno con los temas de estudio (documentos o
personas) y/o con prácticas analíticas; 4. Se deja de lado el sentido práctico y
aplicable de las propias asignaturas; 5. No parece existir una integración
entre asignaturas, los temas propios, el contexto global o los individuos que integran
la comunidad.
Al analizar lo anterior, es posible notar que básicamente existe
un conjunto de retos y necesidades relacionados con el currículo, los planes de
estudio, los objetivos y la didáctica misma. Esto hace que el proceso de
enseñanza-aprendizaje no sea óptimo y por lógicas razones exista un
desconocimiento y una desmotivación generalizados por parte de los alumnos al
estudiar estos temas o incluso matricularse en estas carreras. Como nos explica
Sifuentes (2016), incluso instituciones como la Universidad Autónoma de México
(UNAM) ha tenido en el tintero la opción de reducir las plazas de varias
carreras de Ciencias sociales y Humanidades debido a una disminución en nuevos
alumnos o porque muchos ingresaron como a cierta licenciatura como segunda o
tercera opción y que buscan cambiarse, lo cual arroja “una alta tasa deserción
y un bajo índice de titulación”.
Lo anterior nos hace reflexionar que la enseñanza actual de
las materias de ciencias sociales posiblemente no cumple con los aspectos clave
para la formación en competencias, que aunque son de un “concepto polisémico y
complejo” (Moreno, 2012, p. 1), parecen ser la clave de las reformas que se
tienen planificadas para el desarrollo personal y profesional de los
estudiantes mexicanos. Por ejemplo, en uno de sus recientes documentos para
discusión y análisis sobre la reducción del siglo XXI, el Ministerio encargado
del servicio de educación pública de Ontario (2016, pp. 54-56) Canadá propone
que las 21st Century Competencies
(las competencias del siglo XXI, traducidas por el autor) son:
- Pensamiento crítico y resolución de problemas.
- Innovación, creatividad y emprendimiento.
- Aprendizaje auto-dirigido.
- Colaboración y participación en equipos
- Comunicación efectiva en diferentes medios.
- Ciudadanía que contribuye a la cultura y la sociedad de
forma responsable.
Cuando
se habla de Educación superior en México, se refiere a la impartida de manera
posterior al bachillerato o su equivalente, puede ser diferentes niveles
(técnico superior universitario, licenciaturas, posgrados, entre otros), de
diversa duración y se imparte en entidades públicas o privadas. Como bien
menciona Tuirán (s. f.), la formación de profesionales competentes es vital
para la producción de conocimiento, para la búsqueda de un bien común
sustentable y para la generación de innovaciones en las diversas disciplinas;
así como “una educación superior pertinente y de
calidad no sólo es una aspiración legítima, sino una condición fundamental para
impulsar el desarrollo del país, fortalecer la ciudadanía, mejorar la
competitividad y lograr una inserción ventajosa en la economía basada en el
conocimiento” (p. 1).
La didáctica socioformativa
En
el proceso y teoría de la enseñanza-aprendizaje, a la parte práctica a cargo
del docente se le llama Didáctica.
Aunque existen múltiples definiciones, según Torres y Girón (2009, p. 11), “la
palabra didáctica deriva del griego didaskein:
enseñar y tékne: arte; entonces, se
puede decir que es el arte de enseñar”. Básicamente el propósito de la
didáctica es estudiar los principios, procesos, metodologías y técnicas para la
enseñanza. También procura abordar las condiciones generales de la enseñanza y
brindar procedimientos que sean aplicables en todas las disciplinas (didáctica
general) o en disciplinas particulares (didáctica específica o especial)
(Torres y Girón, 2009). En este sentido, Moreno (2001) comenta que la educación
superior o universitaria requiere de “una didáctica distintiva que posibilite
el aprendizaje de los alumnos, en su mayoría adultos, con conocimientos y
experiencias previas, motivaciones y expectativas diversas respecto a su
proyecto personal y profesional” (p. 27); por tanto, se conceptualiza a esta
didáctica específica “como el ámbito de conocimiento y comunicación que se
ocupa del arte de enseñar en la universidad” (p. 29).
Por
otro lado, la socioformación se define como:
Una
perspectiva educativa que se orienta a la formación integral de los ciudadanos
a partir del abordaje de problemas del contexto, en un marco de trabajo
colaborativo, considerando el proyecto ético de vida de cada uno de los
actores, el emprendimiento mediante proyectos transversales, la gestión y
co-creación de los saberes y la meta-cognición, tomando como base las
tecnologías de la información y la comunicación (González, Nambo, Vázquez y
Tobón, 2015, p. 13).
Adicional
a lo anterior, el Consejo Nacional de Ciencias Sociales (National Council of Social Sciencies, 2010) ha propuesto desde hace
más de treinta años que los Estudios
sociales implican la formación integrada de las ciencias sociales y las
humanidades para la promoción de la competencia cívica. En relación a los
objetivos escolares, los estudios sociales involucran a diversas disciplinas
como antropología, arqueología, economía, geografía, historia, leyes,
filosofía, ciencias políticas, psicología social, religión y sociología, entre
otras; así como los contenidos apropiados de las humanidades, matemáticas y las
ciencias naturales. El propósito primordial de los estudios sociales es ayudar
los estudiantes a desarrollar las habilidades de tomar decisiones informadas
para el bienestar social como ciudadanos de un mundo culturalmente diverso,
democrático e interdependiente.
Todo lo anterior, focalizado a los estudios superiores,
toma un rumbo y matices particulares. Por lo tanto, se puede sintetizar que la
Didáctica socioformativa de los Estudios sociales en Educación superior son: los principios, procesos,
metodologías y técnicas para la enseñanza de los estudios sociales; desde una
perspectiva educativa que busca la formación integral a partir del abordaje de
problemas del contexto, en un marco de trabajo colaborativo, considerando el
proyecto ético de vida, el emprendimiento mediante proyectos transversales, la
gestión y co-creación de los saberes y la meta-cognición, tomando como base las
TIC; para promover profesores de educación superior de alto nivel que cuenten
con recursos de calidad educativa para formar profesionales y ciudadanos que
busquen innovar, cooperar con otros y transformar positivamente a la sociedad.
Mapa conceptual sintético del tema
Conclusión
Dentro de este marco, una enseñanza de calidad en educación
superior es necesaria para la prosperidad de la nación. Dentro de todo este
proceso, el docente tiene un rol fundamental. Como comenta Guzmán (2011), el
profesor actual de niveles superiores “requiere de un cambio profundo en las
formas de enseñar, para ayudar a los estudiantes de educación superior a
comprender los fenómeno de la misa manera como lo hacen los expertos de cada
disciplina” (p. 131). Y también “tendrá que volverse más profesional, es decir,
tendrá que formalizar su preparación, sobre todo en lo que atañe a la
didáctica, y comenzar a impartir clases sólo después de demostrar el dominio de
las habilidades docentes” (p. 132). Esto hace referencia a que los docentes el
siglo XXI no solamente requerirán de una sólida formación en su área
profesional, sino también en cuestiones educativas.
Por todos estos motivos,
la presente investigación documental revisa aspectos nodales en torno a los
retos y necesidades didácticas en educación superior de las disciplinas relacionadas
con las ciencias sociales. Para nuestra investigación se pretende: 1. Describir
cuáles son las aprendizajes clave necesarios para los estudios sociales; 2. Describir
qué es la didáctica socioformativa; y 3. Cómo puede ayudar este enfoque para
mejorar la didáctica de la educación superior. Todo lo anterior se propondrá
desde un enfoque por competencias y desde el modelo teórico de la
Socioformación.
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