domingo, 6 de mayo de 2018

A continuación se expone mi experiencia de un artículo apoyado con el uso de MAPAS



Centro Universitario CIFE

Maestría en Docencia y Desarrollo de Competencias


Asignatura:
Aprendizaje con Mapas

Asesor:
Mtra. Laura Irene Dino Morales


Evidencia (artículo apoyado con mapas UVE y Conceptual):
Didáctica socioformativa de los Estudios Sociales


Alumno: Lic. Gerson Daniel Andueza López



Mayo 2018


Didáctica socioformativa de los Estudios Sociales

Introducción
De una manera general, el estudio de los Estudios sociales, implican el conocimiento científico del ser humano en su diversidad e interacción sociocultural. Según Santrock (2006: pp. 364), “el objetivo de los estudios sociales consiste en ayudar a las personas a tomar decisiones adecuadamente reflexionadas y razonadas con la finalidad de un beneficio público”. Es decir, como personas y profesionales que viven en una sociedad culturalmente diversa, debe ser posible analizar el contexto sociocultural e intervenir para un servicio mayor. Según la organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO, 2010), los científicos sociales cuentan con conocimientos y habilidades necesarios para comprender estructuras actuales y planificar cambios positivos para la sociedad.

Durante años anteriores, la forma de enseñar las ciencias sociales tenía relación con paradigmas que poco a poco han sido rebasados (Correa, s. f.), como: el positivismo, que implica una rigurosa validación lógica y empírica de la realidad (lo cual no aplica para explicar muchos fenómenos sociales sociales); el conductismo, que se preocupaba más por el comportamiento resultante que por el proceso mental en sí mismo; el constructivismo clásico, que implica los forma en cómo el ser humano construye los conocimientos en la mente, pero que deja fuera aspectos de las relaciones e influencia social, entre otros. Estas maneras de abordar la didáctica de las ciencias sociales hoy parecen limitadas ya que se debe tener en cuenta que las ciencias sociales implican cuestiones teóricas y prácticas pero también son indisolubles de la cuestión interpretativa, histórico-contextual, sociocultural y de relaciones. Por tales motivos, actualmente se requiere de distintos modelos de enseñanza, que busquen la formación integral del individuo y promuevan un impacto positivo en la comunidad. Una propuesta actual ante esta situación, ha sido la Socioformación, que se nutre del socio-constructivismo y el pensamiento complejo para brindar enfoque que busca que los individuos puedan responder a los retos particulares de la sociedad del conocimiento, se promuevan las competencias de saber/hacer/ser y procura los proyectos éticos de vida (González, Nambo, Vázquez y Tobón, 2015).


UVE Socioformativa del presente abordaje de trabajo



Desarrollo
Actualmente, en las universidades y la educación superior en general, los estudios sociales incluyen diversas asignaturas, como geografía, historia, antropología, religión, ciencias políticas, leyes, etc. que se pueden abordar académicamente de forma individual o interdisciplinaria. Sin embargo, todas poseen ciertos puntos de convergencia y buscan comprender la realidad social desde diferentes puntos de vista. Parte de sus objetivos es formar personas que sean capaces de un análisis crítico y sustentado de los fenómenos de nuestro mundo contemporáneo. Como bien expone Bonilla (2013), para los grandes problemas actuales (migración, pobreza, tráfico, globalización, etc.), se requiere de un enfoque multidisciplinario de varias ciencias sociales ya que por su complejidad, no es posible ser comprendido desde un único punto de vista. En este sentido, la didáctica socioformativa, según García (2014,) permite una “noción de transdisciplinariedad, que provee una mirada integrativa y relacional del conocimiento que trasciende miradas reduccionistas” (p. 86), promueve estrategias de enseñanza sistémicas, tiende a ser integrativa y permite al individuo comprender de manera holística las asignaturas y los temas adaptándose al contexto global contemporáneo.

Por todo el contexto que se expone, es necesario promover cambios en el proceso de enseñanza-aprendizaje desde una perspectiva socioformativa. Se deben revisar los contenidos curriculares, las asignaturas y los temas, para promover la difusión y vinculación de las investigaciones (Puga, 2009), y se deben enseñar las ciencias sociales de una manera especializada y eficiente. Es necesario comprender también que en muchas ocasiones, las disciplinas como historia, sociología, antropología, etc. se han tomado como conocimientos de “cultura general” y no se dimensiona su valor formativo. Pero como mencionan Martínez y Quiroz (2012), el docente de estas disciplinas debe intentar incorporar prácticas actualizadas orientadas a mejorar los procesos de enseñanza-aprendizaje y que permitan que los estudiantes se conviertan en agentes de transformación social.

 El presente trabajo busca explorar qué es la didáctica socioformativa y cuál puede ser su relación con la enseñanza de las ciencias sociales y su estudio en la educación superior. Esta área de conocimiento es confirmada por muchas asignaturas, sin embargo, tienen algunas cosas en común y juntas conforman una combinación esencial para una formación integral de cualquier estudiante de educación superior. Existe la necesidad de revisar y afianzar estos conocimientos en el área profesional de cualquier carrea ya que se pueden rescatar, corregir y/o revalorar múltiples conocimientos que los estudiantes traen de grados anteriores y esto les ayudarán a contextualizar mejor el mundo en que se encuentran.

Como ejemplos de diferencias y similitudes, se exponen generalidades de las asignaturas de Historia y la Antropología. El aprendizaje de la historia, permite comprender los problemas sociales –actuales y pasados–, sirve también para ubicar y darle importancia a los acontecimientos de la vida diaria, para luego usar críticamente la información y para convivir con plena conciencia ciudadana. Uno de los propósitos principales de la enseñanza de la historia es que los alumnos desarrollen el pensamiento y la conciencia histórica, se reconozcan en los hechos pasados para que cuenten con una mayor comprensión de sus orígenes (Delgado, 2015), para comprender el desarrollo las sociedades contemporáneas y que así participen en acciones de beneficio social de manera responsable e informada. Además, cumple en parte con la función de “conformación de una identidad nacional, que cohesiona a la comunidad y cultiva el patriotismo” (Manjarrez, 2015). Por otro lado, la disciplina de la Antropología es fundamental en el estudio de las culturas ya que fusiona múltiples conocimientos que facilitan la comprensión del hombre aquí y ahora (Rubio, 2008). El campo de estudio de la antropología es amplio, pero básicamente se ocupa de “las formas de vida social humana, investiga variaciones culturales expresadas en creencias, comportamientos o formas de organización social” (Campo, 2008), pp. 36-37). Lo que hace diferente a la antropología de otras ciencias, es su carácter global, comparativo, que es multidisciplinario y que considera igualmente importante a todos los grupos sociales, comunidades o poblaciones; es decir, se preocupa por brindar un esquema contextual objetivo de la experiencia humana (Harris, 2008).

            Aunque aparentemente diferentes, ambas disciplinas mencionadas comparten competencias básicas de saberes, valores y conocimientos que pueden enseñarse desde la didáctica socioformativa y que son transversales a todas las Ciencias sociales independientemente de los grados y/o asignaturas. En este sentido, el Consejo Nacional de Ciencias Sociales (National Council of Social Sciencies, 2010) ha propuesto los diez temas que todo programa efectivo de Estudios sociales del siglo XXI debería cubrir: 1. Cultura y Tiempo; 2. Continuidad y Cambio; 3. Personas, Lugares y Ambiente; 4. Desarrollo personal e Identidad; 5. Individuos, Grupos e Instituciones; 6. Poder, Autoridad y Gobernancia; 7. Producción, Distribución y Consumo; 8. Ciencia, Tecnología y Sociedad; 9. Conexiones globales; y 10. Ideales civiles y sus prácticas.

Adicional a lo anterior, muchas autoridades en las escuelas, los mismos alumnos e incluso los padres de familia no dimensionan que el aprendizaje de las Ciencias sociales, entre ellas la Historia o la Antropología, promueven estas habilidades y competencias analíticas complejas en los alumnos que les ayudarían a tener un mejor entendimiento de su realidad sociocultural. Sin embargo, gran parte de la problemática, según autores como Florescano (1999), Latapí (2005) y Aguilera (2017), radica en los métodos de enseñanza-aprendizaje. En este sentido, se sintetiza que existen varias carencias entre los profesores y facilitadores de las materias de Historia y Antropología: 1. No fomentan el trabajo de grupo o cooperativo; 2. Se muestran en contra de métodos experimentales, las innovaciones pedagógicas y las visitas a lugares históricos y/o museos (básicamente se enfocan en lo teórico); 3. No fomentan técnicas que ponen en relación directa al alumno con los temas de estudio (documentos o personas) y/o con prácticas analíticas; 4. Se deja de lado el sentido práctico y aplicable de las propias asignaturas; 5. No parece existir una integración entre asignaturas, los temas propios, el contexto global o los individuos que integran la comunidad.

Al analizar lo anterior, es posible notar que básicamente existe un conjunto de retos y necesidades relacionados con el currículo, los planes de estudio, los objetivos y la didáctica misma. Esto hace que el proceso de enseñanza-aprendizaje no sea óptimo y por lógicas razones exista un desconocimiento y una desmotivación generalizados por parte de los alumnos al estudiar estos temas o incluso matricularse en estas carreras. Como nos explica Sifuentes (2016), incluso instituciones como la Universidad Autónoma de México (UNAM) ha tenido en el tintero la opción de reducir las plazas de varias carreras de Ciencias sociales y Humanidades debido a una disminución en nuevos alumnos o porque muchos ingresaron como a cierta licenciatura como segunda o tercera opción y que buscan cambiarse, lo cual arroja “una alta tasa deserción y un bajo índice de titulación”.

Lo anterior nos hace reflexionar que la enseñanza actual de las materias de ciencias sociales posiblemente no cumple con los aspectos clave para la formación en competencias, que aunque son de un “concepto polisémico y complejo” (Moreno, 2012, p. 1), parecen ser la clave de las reformas que se tienen planificadas para el desarrollo personal y profesional de los estudiantes mexicanos. Por ejemplo, en uno de sus recientes documentos para discusión y análisis sobre la reducción del siglo XXI, el Ministerio encargado del servicio de educación pública de Ontario (2016, pp. 54-56) Canadá propone que las 21st Century Competencies (las competencias del siglo XXI, traducidas por el autor) son:
- Pensamiento crítico y resolución de problemas.
- Innovación, creatividad y emprendimiento.
- Aprendizaje auto-dirigido.
- Colaboración y participación en equipos
- Comunicación efectiva en diferentes medios.
- Ciudadanía que contribuye a la cultura y la sociedad de forma responsable.

Cuando se habla de Educación superior en México, se refiere a la impartida de manera posterior al bachillerato o su equivalente, puede ser diferentes niveles (técnico superior universitario, licenciaturas, posgrados, entre otros), de diversa duración y se imparte en entidades públicas o privadas. Como bien menciona Tuirán (s. f.), la formación de profesionales competentes es vital para la producción de conocimiento, para la búsqueda de un bien común sustentable y para la generación de innovaciones en las diversas disciplinas; así como “una educación superior pertinente y de calidad no sólo es una aspiración legítima, sino una condición fundamental para impulsar el desarrollo del país, fortalecer la ciudadanía, mejorar la competitividad y lograr una inserción ventajosa en la economía basada en el conocimiento” (p. 1).

La didáctica socioformativa
En el proceso y teoría de la enseñanza-aprendizaje, a la parte práctica a cargo del docente se le llama Didáctica. Aunque existen múltiples definiciones, según Torres y Girón (2009, p. 11), “la palabra didáctica deriva del griego didaskein: enseñar y tékne: arte; entonces, se puede decir que es el arte de enseñar”. Básicamente el propósito de la didáctica es estudiar los principios, procesos, metodologías y técnicas para la enseñanza. También procura abordar las condiciones generales de la enseñanza y brindar procedimientos que sean aplicables en todas las disciplinas (didáctica general) o en disciplinas particulares (didáctica específica o especial) (Torres y Girón, 2009). En este sentido, Moreno (2001) comenta que la educación superior o universitaria requiere de “una didáctica distintiva que posibilite el aprendizaje de los alumnos, en su mayoría adultos, con conocimientos y experiencias previas, motivaciones y expectativas diversas respecto a su proyecto personal y profesional” (p. 27); por tanto, se conceptualiza a esta didáctica específica “como el ámbito de conocimiento y comunicación que se ocupa del arte de enseñar en la universidad” (p. 29).

Por otro lado, la socioformación se define como:
Una perspectiva educativa que se orienta a la formación integral de los ciudadanos a partir del abordaje de problemas del contexto, en un marco de trabajo colaborativo, considerando el proyecto ético de vida de cada uno de los actores, el emprendimiento mediante proyectos transversales, la gestión y co-creación de los saberes y la meta-cognición, tomando como base las tecnologías de la información y la comunicación (González, Nambo, Vázquez y Tobón, 2015, p. 13).

Adicional a lo anterior, el Consejo Nacional de Ciencias Sociales (National Council of Social Sciencies, 2010) ha propuesto desde hace más de treinta años que los Estudios sociales implican la formación integrada de las ciencias sociales y las humanidades para la promoción de la competencia cívica. En relación a los objetivos escolares, los estudios sociales involucran a diversas disciplinas como antropología, arqueología, economía, geografía, historia, leyes, filosofía, ciencias políticas, psicología social, religión y sociología, entre otras; así como los contenidos apropiados de las humanidades, matemáticas y las ciencias naturales. El propósito primordial de los estudios sociales es ayudar los estudiantes a desarrollar las habilidades de tomar decisiones informadas para el bienestar social como ciudadanos de un mundo culturalmente diverso, democrático e interdependiente.

            Todo lo anterior, focalizado a los estudios superiores, toma un rumbo y matices particulares. Por lo tanto, se puede sintetizar que la Didáctica socioformativa de los Estudios sociales en  Educación superior son: los principios, procesos, metodologías y técnicas para la enseñanza de los estudios sociales; desde una perspectiva educativa que busca la formación integral a partir del abordaje de problemas del contexto, en un marco de trabajo colaborativo, considerando el proyecto ético de vida, el emprendimiento mediante proyectos transversales, la gestión y co-creación de los saberes y la meta-cognición, tomando como base las TIC; para promover profesores de educación superior de alto nivel que cuenten con recursos de calidad educativa para formar profesionales y ciudadanos que busquen innovar, cooperar con otros y transformar positivamente a la sociedad.


Mapa conceptual sintético del tema




Conclusión
Dentro de este marco, una enseñanza de calidad en educación superior es necesaria para la prosperidad de la nación. Dentro de todo este proceso, el docente tiene un rol fundamental. Como comenta Guzmán (2011), el profesor actual de niveles superiores “requiere de un cambio profundo en las formas de enseñar, para ayudar a los estudiantes de educación superior a comprender los fenómeno de la misa manera como lo hacen los expertos de cada disciplina” (p. 131). Y también “tendrá que volverse más profesional, es decir, tendrá que formalizar su preparación, sobre todo en lo que atañe a la didáctica, y comenzar a impartir clases sólo después de demostrar el dominio de las habilidades docentes” (p. 132). Esto hace referencia a que los docentes el siglo XXI no solamente requerirán de una sólida formación en su área profesional, sino también en cuestiones educativas.

 Por todos estos motivos, la presente investigación documental revisa aspectos nodales en torno a los retos y necesidades didácticas en educación superior de las disciplinas relacionadas con las ciencias sociales. Para nuestra investigación se pretende: 1. Describir cuáles son las aprendizajes clave necesarios para los estudios sociales; 2. Describir qué es la didáctica socioformativa; y 3. Cómo puede ayudar este enfoque para mejorar la didáctica de la educación superior. Todo lo anterior se propondrá desde un enfoque por competencias y desde el modelo teórico de la Socioformación.

Aguilera, A. (2017). La enseñanza de la historia y las ciencias sociales hoy: contrasentidos y posibilidades. En Folios, 46 (julio-diciembre), pp. 15-27. Recuperado de: http://p.redalyc.org/articulo.oa?id=345951474002. ISSN 0123-4870 
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